noviembre 29, 2005

Iluminados por el fuego

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Una mirada crítica sobre la película oficial que ganó un premio en San Sebastián. Publicado en El Amante 161.


Malvinas, como Madres, Abuelas, Dictadura y hasta Perón, es para los argentinos una de esas palabras con resonancia histórica, que evoca más de lo que designa directamente. Pero, a diferencia de los otros ejemplos, que son más o menos unívocos, Malvinas refiere a varios eventos distintos: las poesías y discursos escolares, la invasión de 1982, la impensable guerra, la soledad de los soldados a su vuelta y el archipiélago mismo, ese que pocos argentinos conocen ni tienen intenciones de conocer. Es difícil acercarse al tema Malvinas sin que un tema impregne al otro: si se pone en duda la soberanía argentina en las islas se corre el riesgo de ser acusado de estar en contra de la patria y de no ser solidario con los jóvenes soldados que tan brutalmente fueron utilizados y olvidados; si, en cambio, se privilegia la reivindicación y reconocimiento de los veteranos, es difícil no hacerlo desde un lugar nacionalista y beligerante. Así, las islas se sumergen en la bruma de las declaraciones altisonantes pero huecas. La única alternativa parece ser el silencio.

Iluminados por el fuego aparenta encarar sólo una de las cuestiones: la de los veteranos de guerra abandonados a su suerte luego de su escarnio inútil. Basada en el libro del ex combatiente Edgardo Esteban, la película alterna sus vivencias actuales, luego del intento de suicidio de unos de sus compañeros, y en 1982, en el campo de batalla. El personaje Esteban está "gastonpaulsteurizado": un periodista sensible, que hace notas sobre los piqueteros, que no puede dejar de mirar a los cartoneros que revuelven la basura mientras él maneja su auto y que sabe escuchar a sus interlocutores. Buena parte de las escenas en Malvinas y la totalidad del relato actual se resuelven mediante conversaciones. A una conversación entre los tres conscriptos en las islas le sigue una de Esteban con la mujer de su compañero al borde la muerte; el periodista le habla hasta al propio veterano en estado de coma. Tristán Bauer no puede resolver estas escenas de ninguna otra manera que con gigantescos primeros planos, más televisivos que cinematográficos, que cubren la pantalla con igual mecanicismo, sin importar que el contexto sean las islas en el medio de la guerra o un bar en Buenos Aires más de dos décadas después. La llegada de los ingleses a las Malvinas sacude la película y las secuencias del ataque sugieren, al menos, un gran esfuerzo de producción. La mejor escena muestra a los soldaditos derrotados, tristes y cansados, que encuentran una pelota de fútbol y arman un picado en el barro: el sinsentido de la situación queda expresado visualmente, sin discursos. En el final, Esteban vuelve a las islas a cerrar la historia. Así contada, la película parece estrictamente un homenaje, si bien cinematográficamente limitado, a los jóvenes muertos en las islas y a quienes volvieron al continente entre la indiferencia y el dolor. Pero como se trata de Malvinas, es difícil que un tema no se superponga con los otros: se requiere una personalidad y un dominio de la técnica cinematográfica que Bauer parece no tener. Así es como, por inseguridad, por superposición de voces o de guionistas, la película se sale una y otra vez de ese sendero para dar cabida a interpretaciones generales sobre la soberanía en las islas, la conducta de los altos mandos, las posibilidades militares de los argentinos, etc., que no pueden ser sino generalizaciones reaccionarias y de un nacionalismo decimonónico. El problema es que la autoridad moral que otorga el hecho de que la película esté basada en los recuerdos de un ex combatiente se traslada imperceptiblemente a sus afirmaciones acerca de la soberanía y el conflicto. Así, la película, lejos de abrir un debate, lo cierra, a partir del peso emocional asociado al calvario de aquellos muchachos, algo así como un autoritarismo sentimental que ahoga cualquier discusión. Por más justa y necesaria que sea hoy la reivindicación de esos chicos abandonados, no debería condicionar ni la mirada sobre la película, ni las ideas respecto de las islas.


Ya en el comienzo se aprecian signos de esas muestras discursivas explícitas respecto del conflicto. Esteban revisa las imágenes de la contienda en un VHS que le preparan en el canal de televisión donde trabaja (una idea bastante ingenua de cómo un ex combatiente, para colmo periodista, se informa sobre el conflicto). El video muestra a Galtieri en la plaza colmada y a Margaret Thatcher junto a militares británicos. Una voz en off del informe (pero que oficia como voz de la película) despliega la teoría de los dos demonios aplicada al conflicto del Atlantico Sur: las necesidades tanto de la dictadura argentina como del gobierno inglés de legitimar sus políticas antipopulares dieron como resultado la invasión de las islas y su intento de recuperación violenta. Es una teoría tranquilizadora la que victimiza al pueblo y deja toda la responsabilidad en manos de los militares y los políticos conservadores: de las multitudes que se ven en la plaza no se dice nada.

Antes de que Esteban vuelva a las islas se escucha su voz lamentando que la guerra fue peleada con esos generales, los mismos de la represión, que de ellos es la culpa de la derrota. Dice esas palabras, guerra, derrota, palabras de militares que desbordan el sentido de la película más allá del sufrimiento absurdo de los soldados. Subyace la idea de que con otro ejército las cosas hubieran sido distintas, algo de lo cual se hacen eco las canciones de León Gieco, que se obstina en utilizar la palabra "genocidas" sin importarle la violentación de la métrica y de la poesía. Las islas son "nuestras" y serían nuestras ahora mismo si los militares que comandaban la guerra no fueran borrachos, cobardes, represores, etc, etc. Como si una invasión de un general sanmartiniano, no impulsado por la decadencia de su gobierno y sin desaparecidos ni corrupción en sus espaldas, no fuera, también, un acto salvaje, de intromisión donde no corresponde, un crimen contra civiles. De la machacona y escolar idea de "nuestras" islas se deriva directamente una plaza llena de gente vivando a un dictador.

Sobre el final de la película, el personaje interpretado por Gastón Pauls vuelve a Malvinas y los planos dejan de estar cerrados sobre su rostro para abrirse a la geografía de la isla y de sus habitantes. Es un día soleado, totalmente distinto de las jornadas oscuras y lluviosas que muestra la época de la contienda, y se ven juegos infantiles, niños caminando con sus madres, autos, perros, vida cotidiana. Las imágenes muestran lo que la película no dice en voz alta: que las Malvinas están habitadas, desde hace muchos años, por gente común y silvestre, que ellos son los dueños de sus vidas y del territorio que habitan. Que lo que para el discurso verbal de la película es soberanía, guerra, derrota, traición, para ellos es una descomunal violación de su vida tranquila y sin pretensiones. El cine es tan poderoso que hasta ofrece esa posibilidad: cuando el discurso explícito de la película trata de escamotear una pregunta, sus imágenes la ponen en primer plano. Esos niños jugando al sol en un día ventoso nos hacen preguntar: ¿y si las Malvinas no son argentinas? ¿qué pasa si un día aceptamos que son inglesas, que no son las Malvinas finalmente, sino las Falklands? ¿Y qué tal preguntarnos si la pregunta misma no carece totalmente de sentido? El mapa del mundo se terminó de dibujar hace un tiempo y en unas islas cercanas a nuestra costa viven ciudadanos ingleses, en paz, sin más pretensiones que continuar pacíficamente con la monotonía de sus vidas. ¿Está mal?


Publicado el 06/10/2005
Via: Antes muerta que aburrida

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noviembre 26, 2005

We all live in a Yellow Submarine


¿Quién no ha sentido alguna vez nombrar a al "Submarino amarillo"?



Allá por los años '60, Los Beatles emprendían un mágico viaje a bordo de un submarino amarillo. Se dirigían a Pepperland, una población de seres extraños (los Blue Meanies) que no dejaban a los demás habitantes humanos disfrutar de la música.

Así, Ringo, John, Paul y George se embarcaron bajo del mar para llegar al destino y poder vencer a los opresores de la felicidad.

¿Pudieron hacerlo?

Con la ayuda de algún Sargento talvez lo hicieron, pero el mágico viaje es lo que perdura dentro de cada persona que alguna vez vio esta película,...

El "Yellow Submarine" representa una forma disconforme de estar en el mundo; y se reviste de metáforas y psicodelias para impregnar su estamento sin confrontar la realidad, sin confrontar nunca a los opresores, pero encarando las cosas de manera tal que cambian.

De a poco, con paciencia, entre todos, con esfuerzo, se logra convertir Pepperland en un lugar soñado, en donde reina la música que dice que "All you need is love" y nada más,... gracias a un Submarino Amarillo.

Sitio Oficial (en inglés) de The Beatles

Yellow Sumarine Oficial (en inglés)

noviembre 23, 2005

Aprender de manera divertida

Para todos aquellos que no manejan el idioma inglés, aquí les presento una página en la que pueden aprender sin demasiado esfuerzo y sin un gasto económico extra.

El site se llama "Funny Lessons" (lecciones graciosas) y está intencionado para aprender inglés de manera fácil y divertida.

¿Cómo?

Con chistes!! El desafío es doble hay que entender el inglés y además el sentido del chiste, pero cada lección (cada chiste) tiene su vocabulario, su pronunciación, etc.

La verdad es que está muy bueno! Aprovechen!

noviembre 21, 2005

Delitos informáticos


Seguramente todos pensamos que Internet es un espacio libre, sin reglas ni normas claras.

Eso puede ser parcialmente cierto: hay muchos aspectos que no son contemplados en lo absoluto, como el tema de las propagandas políticas en época electoral, los foros, etc. Pero hay aspectos jurídicos que envuelven, por ejemplo, a la protección de datos, la propiedad intelectual o a la seguridad en la red.

No me voy a poner a redactar más o menos las cuestiones que contempla, sería más bien para hablar y debatir, pero hay un sitio llamado "Delitos Informáticos".

Es un sitio muy completo que recoje casos, publica noticias diarias, analiza temas relativos a las legislaciones de diferentes paises de habla hispana acerca del tema (Argentina, uno de ellos), cuenta con un foro abierto, y hasta con mailing.

Les recomiendo que se den una vuelta para estar al tanto de lo que ocurre en este sentido.

Además, como usuarios de Internet, nunca viene mal estar informado,...

noviembre 12, 2005

Música de negros, de blancos - Parte I

El jazz es un estilo musical de constante evolución. Se podría intentar definirlo como una modalidad artística caracterizada en principio por la utilización de notas de blues, del swing, de los ritmos múltiples y de la improvisación.

Posiblemente el uso de la improvisación y su ritmo sincopado constituyan su sello de identidad ante otros estilos musicales, así como la capacidad de absorber y hacer jazz a partir de cualquier estilo musical, y de ser tocado con diversas combinaciones instrumentísticas y diferentes formatos.

Aunque su origen carece de exactitud, sus influencias comienzan en la segunda mitad del siglo XIX, con la expresion musical de esclavos provenientes de Africa en los Estados Unidos. Sin conocimiento alguno de partituras, ni la posibilidad de conseguir instrumentos musicales, estas personas improvisaban música sacra puramente vocal, en un ritmo que a posteiori se convertiría en lo que hoy conocemos como
Gospel.

Esto también incluía a los field shouters, que eran lamentos de los esclavos expresando la crueldad de sus largas horas de trabajo, a los que luego fueron incorporados algunos instrumentos occidentales y principalmente el ritmo sincopado africano.

Pero esa música religiosa convivía con la profana: canciones de plantación, baladas, y otras formas de expresión popular, tanto africanas como europeas, alimentarían uno de los grandes pilares de la música afroamericana, el
blues. Hay quien lo traduce por tristeza, aunque es más acertado la definición de los propios cantantes de blues: “Blues is a feeling”, es una sensación, un sentimiento.

Por otro lado surge en Saint Louis hacia 1870 un estilo pianístico, que sin llegar a ser jazz se acerca mucho por su carácter dinámico y saltarín, es el
ragtime, su característica principal es la superposición de un ritmo regular tocado por la mano izquierda y un ritmo sincopado que va haciendo la mano derecha, a veces también utiliza las “blue notes”. Su origen parece ser que está en las danzas que bailaban los esclavos parodiando a sus amos. Las partituras de ragtime se grababan en “rollos de cartón” para piano mecánico o pianola y su músico más representativo fue Scott Joplin.

El nacimiento del jazz se pierde en esa confluencia de formas y estilos musicales de la cultura afroamericana que se produce a finales del siglo XIX: el gospell, el blues, el ragtime, las marchas militares, la música de baile europea....Toda esta mezcla creará el transfondo sobre el que Jerry Roll Morton se permitiría autoproclamarse “inventor del jazz”.


(Continuará la parte II,...)


Más sobre JAZZ

Sitos de jazz imperdibles

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noviembre 08, 2005

Pensar nuestra democracia representativa

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Me pareció una muy buena reflexión, así que les hago el copy/paste.
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Pensar nuestra democracia representativa.
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En una exigida y pendiente reflexión y discusión sobre la democracia representativa es menester intentar comprender el proceso histórico y social vivido y en desarrollo para entender los niveles de desesperanza y poca confiabilidad en el sistema que padecen amplios sectores sociales.
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Desde el 83 hasta el momento los argentinos hemos vivido un amplio período, marcado en primera instancia por la recuperación de las instituciones republicanas y la soberanía popular a través del sufragio universal. Los jóvenes de aquella época nos iluminamos de libertades, derechos y esperanzas, las que sonaban convincentes en la voz del líder civil de la época, Raúl Alfonsín, con aquello de que con la democracia se come, se cura y se educa.
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Luego, a la caída del Plan Austral, le siguió el gran desasosiego económico con hiperinflación y desborde social. Desde un sector (el establishment o la ortodoxia) se entendió el momento como de descontrol de las variables económicas por parte de un gobierno al que se acusaba de entender poco de economía y de impericia y que propugnaba el Estado de bienestar con resultados que derivaron en malestar, mientras que, desde el progresismo de entonces, se acusaba a los grupos de poder e interés de intervenir en la desestabilización económica. En el medio, los mortales y la primera gran decepción.
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Acto seguido y tras la incautación de depósitos y duros ajustes en el cambio de moneda, se instaura la estabilidad con la convertibilidad y la paridad cambiaria. Los sueños de una noche de verano se hacen realidad y, la República Argentina, con promoción automática, ingresa al primer mundo. La estabilidad y el crédito (relación que supone la existencia de alguien que presta y alguien que recibe, el que generalmente debe devolver con intereses que le justifiquen al primero haberle prestado al segundo en vez de invertir en otro sector) nos elevaron a una posición de supremacía en el mundo entero. Los mejores alumnos evitamos los exámenes en serio y la defensa de nuestra tesis final, en la que deberíamos haber demostrado que nuestra hipótesis estaba conformada por tantas falsas premisas, que hubieran espantado al más prematuro epistemólogo. Pero, finalmente, los postulados convencían al alumno y al director del trabajo. ¿Para qué más? Aunque ambos se hicieran trampas mutuamente.
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Luego se hicieron presentes ciertas percepciones que indicaban que se debían efectuar ciertos cambios. Y esos cambios suponían que a líder nuevo, horizontes nuevos, proyectos nuevos, corrección de ciertos desvíos y concreción de objetivos. ¿Qué nos movió al cambio? Fueron varios los factores. Ciertas desconfianzas que se apoyaban en el alcance de la frase estamos mal, pero vamos bien... donde la estabilidad pagaba precios altos en la oferta de trabajo, la amplitud de oportunidades y, algo que no se decía abiertamente, endeudamiento. Tomar dinero prestado para gastarlo, no precisamente en cambiar las maneras en que se pueden producir recursos genuinos, que permitan pagar el préstamo y construir con recursos propios.
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Cambiamos las caras, pero… ¿Qué casualidad? Encontramos más de lo mismo o peor.
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Y lo peor se concretó: alta desocupación, alto endeudamiento (imposible de pagar), baja producción, inestabilidad monetaria y económica... El resultado: Argentina Modelo Siglo XXI.
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*Gustavo Iovino es Locutor. Periodista. Doctor en Ciencias de la Información. Profesor Universitario del Área de Comunicación. Miembro del Consejo de Investigación de la Universidad Católica de Salta. Miembro del Consejo de Área de Ciencias de la Educación de la Universidad Católica de Santiago del Estero, Departamento Académico San Salvador de Jujuy. Miembro del Consejo del Departamento Académico San Salvador de Jujuy, de la Universidad Católica de Santiago del Estero. Miembro del Comité Académico de la Maestría en Periodismo de la Universidad Nacional de Tucumán.
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noviembre 05, 2005

No bombardeen Buenos Aires

Todos andaban con miedo por la llegada de Bush a la Argentina.

Protestas de todo tipo, marchas, caminatas, la ciudad de Buenos Aires y Mar del Plata empapeladas, repudios de todo tipo.

Finalmente llegó, pero los atentados y las bombas no fueron de ninguna organización terrorista de medio oriente,... fueron de los propios argentinos.

Sinceramente espero que usen la misma energía que gastaron en romper tantos comercios y hacerle mal a tanta gente, en conseguir un trabajo decente y ayudar a sacar este país adelante.

Noticia

noviembre 02, 2005

Adiós querida luna

Año 1968.

El planeta es constantemente azotado por tifones, maremotos, sequías, inundaciones.
En este contexto apocalíptico, el científico argentino Estanislao Frydman propone su teoría: conociendo que el eje de rotación de la tierra se encuentra inclinado debido a la fuerza gravitatoria que ejerce la luna, si el hombre fuera capaz de destruirla, la tierra se enderezaría estabilizándose así el clima mundial.

La comunidad científica internacional rechaza de plano esta teoría, pero el gobierno argentino, convencido de ponerse así a la vangurdia de la humanidad, envía sin consultar a las grandes potencias, una misión secreta a bombardear el satélite terrestre hasta hacerlo desaparecer.

Esta misión se llama: "Adiós Querida Luna".


De Fernando Spiner. Con Alejandra Flechner, Horacio Fontova, Gabriel Goity, Alejandro Urdapilleta.